Qué es la fatiga mental

El concepto de fatiga lo asociamos habitualmente a la sensación de cansancio. Sin embargo, en muchas ocasiones, este cansancio se hace extremo y se prolonga en el tiempo. Cuando esto sucede, es probable que además del cansancio físico estemos experimentando también una fatiga mental.

La fatiga mental es una alteración o disminución temporal de las capacidades y eficiencia físicas y mentales. Es un estado que suele presentarse cuando las circunstancias nos sobrepasan, nos enfrentamos a situaciones de mucha tensión sufrimos una acumulación de problemas creando una sobrecarga emocional que nos puede afectar tanto a nivel emocional como intelectual. En este tipo de situaciones podemos experimentar dificultades para pensar correctamente y que se nos olviden fácilmente las cosas. Es importante tener presente que un estado de fatiga mental prolongado puede llegar a desembocar en estrés e incluso ansiedad.

Cada persona vive las situaciones que le rodean de un modo distinto. A menudo, le damos vueltas continuamente a las cosas, nos anclamos en pensamientos del pasado o incluso nos creamos preocupaciones innecesarias sobre situaciones que no podemos cambiar. De esta forma, se genera una carga mental excesiva que hemos de gestionar controlando nuestras emociones y pensamientos.

Todos podemos sentir momentos de fatiga y cansancio en algún momento, sin embargo, mientras somos capaces de reconocer por qué estamos fatigados físicamente, las causas de la fatiga mental son más difíciles de reconocer.

Síntomas

Es importante no confundir los síntomas de la fatiga mental con el cansancio físico o con otros problemas que puedan afectar a nuestra salud. Poder reconocer las posibles manifestaciones de la fatiga mental es clave para actuar y mejorar nuestro bienestar.

Trastornos del sueño 
Pueden presentarse dificultades para conciliar el sueño y tener despertares nocturnos. La tensión acumulada y la sobrecarga emocional nos impide el descanso y, a su vez, la falta de horas de sueño de calidad nos produce una somnolencia que incrementa la sensación de fatiga mental.

Dificultad para concentrarse 
Se puede percibir una disminución en la capacidad de concentración que puede afectar en el trabajo y los estudios.

Decaimiento y apatía 
Puede darse una afectación en el estado de ánimo, una sensación de tener menos fuerzas para hacer cosas, de escuchar a los demás o prestar atención al entorno.

Dolores de cabeza 
Debido al constante y abundante flujo de pensamientos asociados a la acumulación de problemas de forma mantenida en el tiempo, pueden producirse cefaleas.

Dolores musculares 
La fatiga mental puede relacionarse también a nivel físico y que podamos sentir nuestros músculos más débiles y pesados.

Irritabilidad 
Sentimos que todo nos molesta, nos enojamos con facilidad y se producen reacciones hostiles o intensas ante estímulos neutros.

Dificultades en la alimentación 
Sensaciones contrapuestas de falta de apetito o, por el contrario, hambre continua incluso a deshoras.

Causas

Existen múltiples causas que pueden provocar fatiga mental. Estas pueden desencadenarse con mayor probabilidad cuando van asociadas a una mala alimentación, la falta de hábitos saludables, el sobrepeso o el sedentarismo. En general, la fatiga mental es el resultado de una excesiva acumulación de responsabilidades y preocupaciones entre las que destacan:

¿Como afrontarlo?

La forma de afrontarlo depende de cada persona, pero en general es importante:

Movimiento y deporte
Dedicar un tiempo a realizar una actividad física, desde pasear o caminar a paso ligero a bailar o practicar algún deporte como correr o montar en bicicleta, nos permite desconectar de ese flujo de pensamientos constante que repercute en nuestro bienestar emocional. La actividad física ayuda a mejorar el estado de ánimo y reducir la tensión acumulada.

Alimentación e hidratación
Mantener una dieta nutritiva y equilibrada, y una buena hidratación es fundamental no solo para mantener un buen estado de salud físico, sino también para aportar la energía necesaria a nuestro cerebro contribuyendo así a combatir la fatiga mental.

Rutinas diarias
Encontrar pequeñas herramientas que permitan estar motivado y activo pueden contribuir a mejorar el equilibrio general y hacer que nos sintamos más motivados y activos. Cambiar el horario, establecer un balance entre la vida laboral y personal, recuperar una afición o marcarse pequeñas metas diarias gestionando las prioridades son iniciativas que nos pueden ayudar.

Marcarse objetivos realistas
En lugar de querer abarcarlo todo, establecer objetivos concretos y a corto plazo de forma que, al final del día, podemos comprobar que los hemos conseguido cumplir.

Técnicas de relajación
Iniciar rutinas diarias como el yoga, la meditación, el mindfulness o las técnicas de respiración, pueden ser una gran ayuda para combatir la fatiga mental. Se trata de disciplinas relacionadas con el equilibrio personal que permiten que nuestro cerebro tenga un momento de relajación y descanso. De esta forma, se ejerce un efecto calmante, potenciando la función cognitiva, y mejorando la fatiga mental y física. 

Apoyo profesional
Podemos combatir la fatiga mental si actuamos con convencimiento y determinación, pero, si es necesario, podemos valorar la posibilidad de consultar a un psicólogo o terapeuta.