Agotamiento emocional

1. Qué es

El agotamiento emocional es un estado al que se llega por una sobrecarga de esfuerzo mental y se relaciona con la autoexigencia que en ocasiones nos imponemos de ser fuertes ante determinadas situaciones entregando todo lo que podemos de nosotros mismos. Es el resultado de la carga que implica asumir de forma continuada conflictos, responsabilidades o estímulos adversos. 

Cuando se vive en un estado de agotamiento emocional se suele percibir que no hay tiempo para uno mismo y, que no se recibe el reconocimiento o consideración suficiente. La persona se somete a la presión de ser capaz de rendir siempre, de no fallar y poder aguantarlo todo.

Se trata pues de una condición que no sólo tiene que ver con el exceso de carga a nivel laboral sino también con la responsabilidad que se asume ante situaciones emocionalmente delicadas como las relaciones de pareja, el riesgo de perder el trabajo, las dificultades económicas o estando al cuidado de personas dependientes.

El agotamiento emocional no es súbito y repentino, sino que es el resultado de un proceso que se va incubando por acumulación hasta que la persona que lo sufre ya no aguanta más y siente una sensación de pesadez y debilidad hasta que se desploma.

Tomando medidas a tiempo es posible revertir la situación. Es fundamental identificar las causas que promueven este estado para combatirlo de manera efectiva y desarrollar una actitud de comprensión con nosotros mismos. De lo contrario, más tarde o más temprano, se nos puede hacer muy difícil seguir adelante.

2. Síntomas

Es importante identificar las señales que avisan de la aparición de agotamiento emocional. Son señales a las que tal vez no se les de mucha importancia pero que es importante poder identificar para tomar medidas y gestionar a tiempo la situación.

  • Agotamiento físico
    El agotamiento emocional repercute principalmente a través de síntomas físicos ya que suele ir acompañado de una sensación de cansancio permanente. Ya al despertarse se experimenta el sentimiento de que el día será agotador, una montaña en la que todo se pone cuesta arriba. Abrir los ojos y solo pensar en lo que será el día se convierte en algo agotador.
  • Insomnio
    El agotamiento asociado a los problemas que nos abordan emocionalmente impide tener un descanso reparador. Es frecuente la sensación de ir a dormir dándole vueltas en la cabeza a los problemas que nos rodean dificultando la capacidad para conciliar el sueño.
  • Irritabilidad
    La carga emocional puede hacer que nos sintamos de mal humor, enojados, más sensibles a las críticas y con menos paciencia para tolerar las frustraciones. En determinados momentos de dificultad y tensión puede darse incluso una pérdida de la capacidad de autocontrol.
  • Distanciamiento afectivo
    Las emociones son cada vez más planas y pueden derivar en una cierta sensación de ausencia. Es como si no sintiéramos nada o como si nada nos importara. Cuando esto sucede, nos acabamos mostrando más distantes y apáticos ante cualquier persona o situación.
  • Falta de motivación
    Se pone de manifiesto una pérdida de interés y entusiasmo por actividades que antes eran apreciadas y se muestra una tendencia a actuar de forma mecánica y sin entusiasmo. La falta de motivación puede desembocar en un distanciamiento emocional y aislamiento social incluso de las personas de los círculos más cercanos.
  • Olvidos frecuentes
    La sobrecarga de información y de estímulos puede dar lugar a pérdidas de memoria que se manifiestan en frecuentes descuidos o despistes. Se olvidan con facilidad las pequeñas cosas y esto acaba afectando nuestro bienestar emocional.
  • Dificultades para pensar
    La carga emocional en los pensamientos hace que el proceso de razonamiento sea más lento y que cada actividad requiera una mayor inversión de tiempo que antes. En este tipo de situaciones se puede notar que nos confundimos con facilidad y que hay una disminución en la capacidad de concentración.
  • Dolor de cabeza y problemas gastrointestinales
    El agotamiento emocional puede tener también implicaciones a nivel de salud y bienestar general. Más allá del cansancio físico permanente pueden presentarse también de forma frecuente cefaleas y problemas gastrointestinales.

3. Causas

El agotamiento emocional surge cuando se produce un desequilibrio entre lo que se da y lo que se recibe. Es por esta razón que suele darse en personas con un amplio sentido de la generosidad. Dentro de este marco general, las causas concretas pueden ser de distinto índole:

  • Autoexigencia
    La obligatoriedad que ejerce la propia persona para dar más de sí misma. Una autoexigencia para dar todo lo que se pueda de uno mismo tanto a nivel profesional como familiar o social. Implica un gran esfuerzo, sacrificios y un alto desgaste emocional al no tener tiempo para uno mismo y no recibir un reconocimiento, afecto o consideración suficiente.
  • Situaciones límite profesionales o personales
    El agotamiento emocional puede darse, por ejemplo, en el entorno profesional cuando hay alto un riesgo de despido. También puede darse en el hogar en casos de relaciones de pareja conflictivas o por dificultades en la crianza y educación de los hijos. Las dificultades económicas, el estrés financiero o el riesgo de pérdida del hogar pueden llevar también a situaciones extremas de agotamiento.
  • Atravesar cambios significativos en la vida
    Aunque los cambios forman parte de nuestra vida, no siempre somos capaces de verlo así y nos resistimos a aceptarlos. Hay cambios que pueden ser positivos, pero algunos pueden implicar una pérdida o renuncia significativa. Los cambios no deseados requieren de un proceso de aceptación que suele ser difícil de alcanzar y superar.
  • Convivencia con problemas de salud
    Vivir con una enfermedad crónica, degenerativa o de riesgo vital en primera persona, con un ser querido o como cuidador es una de las mayores dificultades con las que podemos encontrarnos.

4. ¿Cómo afrontarlo?

Para hacer frente al agotamiento emocional se pueden poner en práctica una serie de iniciativas y acciones que pueden ser de gran ayuda.

  • Tomarse un tiempo para descansar
    Para superar el agotamiento emocional hay que encontrar tiempo libre para relajarse y estar tranquilos. Los momentos de descanso y desconexión son imprescindibles y, aunque sea difícil encontrarlos, hemos de hacer lo posible para hacer un hueco de tiempo para nosotros mismos cada día y descansar o realizar actividades que nos resulten gratificantes Cuando una persona no tiene tiempo para sí misma suele acabar sufriendo agotamiento emocional.
  • Ser consciente de uno mismo
    Es importante desarrollar una actitud de comprensión, aceptación y reconexión con lo que somos y lo que deseamos. De esta forma podremos hacer frente con más garantías a las situaciones de desequilibrio emocional para reconducirlas.
  • Modificar determinadas actitudes
    Es esencial aprender a dejar de lado el perfeccionismo o la obsesión de cumplimiento y de querer controlarlo todo. Construir una actitud diferente frente a las obligaciones diarias y trabajar para ser capaces de evitar los pensamientos negativos hacia todo aquello que ocurre a nuestro alrededor puede ser de gran ayuda.
  • Reducir el estrés
    Intentar bajar el ritmo, los compromisos y la acumulación de obligaciones priorizando aquello que es realmente importante y controlando los aspectos que nos generan mayor tensión.
  • Adoptar un estilo de vida saludable
    Incorporar en la rutina diaria un estilo de vida saludable, realizando ejercicio físico y adoptando una alimentación nutricionalmente equilibrada será importante para la salud física pero también para el equilibrio emocional.
  • Conectar con los demás
    Conseguir que nuestra relación con las personas que nos rodean no esté limitada a las obligaciones que se acumulan y nos presionan. Encontrar tiempo para conectar con los demás, con tiempo y momentos de calidad, realizando actividades con amigos y familiares.