Nuevos estudios sugieren que la actitud positiva ante la vida no sólo ayuda a superar mejor las adversidades: también nos hace más saludables.

Hay quienes lo pintan todo de negro, como decía la canción de The Rolling Stones, y quienes prefieren ver la vida en rosa, como cantaba Edith Piaff. ¿Quién de los dos pensáis que lleva las de ganar en la aventura de la vida? Desde hace muchos años se investiga la relación entre las emociones y el estado de ánimo con la salud y el bienestar. ¡Ya lo apuntaba Ramón y Cajal en su célebre frase “La alegría es el único garante de la salud y la longevidad!”.

El optimismo, la actitud positiva y el buen estado anímico no sólo cuentan ahora como una manera de vivir, si no que se relacionan directamente con beneficios físicos tangibles. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Illinois mostró una interesante relación entre el optimismo, la actitud positiva y el corazón: participaron más de 5.000 adultos entre 45 y 84 años teniendo en cuenta diversas variables como salud mental, niveles de optimismo y salud física. Los investigadores observaron que parecía encontrarse una relación entre una forma de ser optimista y una buena salud cardiovascular (probablemente porque los optimistas tendían a cuidarse más).

Otros expertos relacionan también la actitud positiva con una esperanza de vida más larga. Según estos, la mente y no sólo el cuerpo, es clave para envejecer bien: ser positivos nos ayudaría a vivir más. Según el doctor Eduardo Rodríguez Rovira, presidente de la Fundación Edad y Vida, “las personas depresivas sufren una tasa de mortalidad 1,5 veces superior a la población de referencia”.

Las últimas investigaciones aún van más lejos al relacionar el estado de ánimo y la salud: un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard asocia el optimismo con un menor riesgo de las mujeres de morir por cáncer, enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular, entre otras patologías. Analizando los datos del seguimiento de la salud de 70.000 mujeres durante casi una década, en el marco del Nurse Health Study, los investigadores concluyeron que las mujeres más positivas y optimistas mostraban hasta un  52% menos de riesgo de morir de infección, un 38% menos posibilidades de fallecer de enfermedad cardiaca o respiratoria y un 16% menos de hacerlo de cáncer. Según el director del estudio, Eric Kim, estos sorprendentes resultados no se deben sólo a que las personas más optimistas se cuidan más (suelen tener hábitos más saludables, duermen mejor, comen más equilibradamente, etc.), sino que además se había encontrado correlación con indicadores como mayores niveles de antioxidantes, que protegen a las células de daños o menor inflamación.

Desde la psiquiatría también se ponen sobre la mesa los beneficios de una “mente positiva” para la salud. Por ejemplo, el psiquiatra e investigador Luis Rojas Marcos cree que el pensamiento positivo y la tendencia a compartir y contarnos lo que nos pasa favorecen las defensas naturales del organismo, mientras que los estados de ánimo bajos asociados a una actitud más pesimista ante la vida alteran el sistema inmunológico y pueden contribuir a producir enfermedades. En su libro “La fuerza del Optimismo”, el Dr. Rojas Marcos nos enseña cómo pensar en positivo para desarrollar al máximo las oportunidades de vivir sanos y felices.

Ahora bien: aun cuando la alegría, la actitud positiva y el optimismo tengan evidentes beneficios para nuestro bienestar, no debemos caer en pensar que es la panacea para todo. Las enfermedades no se “curan” con fuerza mental, ni actitud positiva: se curan con un tratamiento que ataje su causa o repare los daños. El optimismo no puede curar las enfermedades, como comenta el psicólogo Antonio Vallés, aunque sí puede “proporcionar al cuerpo más recursos bioquímicos para luchar contra ella”.

Cómo tener una mente positiva
Aunque de entrada no tengamos una personalidad marcadamente optimista (parece ser que también hay un componente genético en esto: hay genes, como el 5httlpr, que regulan la absorción de la serotonina, hormona de la felicidad), la buena noticia es que podemos entrenarlo: podemos aprender a ser más positivos.

La base biológica puede ser modificada por nuestras experiencias, aprendizajes y factores sociales y culturales. Para los expertos, no hay que confundir el optimismo con falta de realismo o ingenuidad. Ser un iluso no es lo mismo que ser optimista: el optimista espera lo mejor, pero no se trata de hacer castillos en el aire. Una perspectiva optimista debe ser compatible con la sensatez, no opuesta. “El optimismo es una forma de sentir y de pensar que nos ayuda a gestionar nuestros recursos y a luchar sin desmoralizarnos para superar situaciones adversas; está demostrado que los optimistas, antes de tomar decisiones importantes, sopesan tanto los aspectos positivos como los negativos, mientras que los pesimistas se limitan a ver únicamente los negativos”, comenta el Dr. Rojas Marcos.

Por otro lado, existe una relación entre lo que comemos, los nutrientes y el estado de ánimo: una dieta rica en triptófano, aminoácido precursor de la serotonina, neurotransmisor que refuerza nuestro estado de ánimo, puede contribuir a que veamos el vaso medio lleno y no medio vacío.

Ventajas de una mente positiva
Ser optimista, además de los beneficios para la salud que hemos comentado, tiene otras cuantas ventajas:

Sin miedo a los retos. Los retos les motivan, no les agotan, porque cuentan con mayor resiliencia que les ayuda a superar los posibles obstáculos.

Menos estrés. Al no esperar continuamente lo peor, evitan angustiarse ante al futuro o preocuparse en exceso por un problema que aún no han llegado.

Más eficaces. Al encarar los posibles problemas con menos miedos, resultan más eficaces en el ámbito laboral y en las relaciones sociales.

Se cuidan más. Las personas optimistas tienden a prestarse más atención y suelen tener hábitos de vida más saludables que los pesimistas.

Son más sociables. En general, tienden a relacionarse más fácilmente y así pueden tejer una red de apoyos que les ayudará en momentos complicados.

 

Este contenido ha sido redactado por el equipo de TriptomaxTriptomax, de ESTEVE, es un complemento alimenticio a base de triptófano disponible en el mercado español desde 2013. ESTEVE es un grupo químico-farmacéutico, líder en España y con una importante presencia internacional