A menudo podemos sentir que no llegamos a todo, que tenemos una presión excesiva y una larga lista de tareas pendientes. Organizar cada día nuestro tiempo es ya de por sí agotador y, a las obligaciones laborales, hemos de sumar las personales y familiares. Muchas veces nos vemos obligados a dejar de lado o para más tarde algunas cosas. Las consecuencias que esto pueda tener y la acumulación de tareas pendientes nos generan angustia e inquietud. Con la sobrecarga de responsabilidades, nuestra mente se siente superada y acabamos viviendo bajo una situación de presión y estrés.

Un aspecto muy importante para gestionar este tipo de situaciones es aprender a priorizar. A diario recibimos una demanda constante de tareas que requiere de nuestra atención e intervención. Si nos dejamos llevar por el automatismo de dar respuesta a todos y a todo, nuestra lista de temas pendientes empezará a acumular obligaciones convirtiéndonos en aquel jugador de tenis que devuelve las pelotas como puede desde el fondo de la pista.

Para priorizar no podemos limitarnos a hacer listas para ir tachando las tareas ya realizadas de nuestra interminable lista de pendientes. Posiblemente tachamos una y se añaden dos más. La lista sigue siendo interminable.

Saber qué es para nosotros lo realmente importante

Aprender a priorizar pasa, en primer lugar, por mirar hacia nosotros mismos. Priorizar no es sólo cuestión de gestionar bien el tiempo y ser más productivos sino de organizar, la vida a partir de nuestros principios, valores y objetivos personales. Nuestras prioridades deberían establecerse en función de lo que para nosotros es realmente esencial.

Ser capaces de minimizar

Para priorizar hemos de saber reducir nuestras obligaciones para quedarnos con aquellas que son imprescindibles y necesarias para cumplir con nuestros objetivos. En primera instancia podrá parecernos que es un reto imposible pero pronto descubriremos que es posible si somos capaces de poner nuestro foco en lo que realmente forma parte de nuestros objetivos esenciales y que aporta valor a nuestro trabajo y a nuestra vida.

Minimizar prioridades implica aprender a diferenciar entre lo urgente y lo importante. A menudo, la sensación de urgencia nos precipita y ocupa nuestra energía y tiempo dejando atrás lo que realmente es importante. Cuando aprendemos a diferenciarlo, las tareas se reducen ya que descubrimos que no hace falta hacer más de lo que hemos priorizado. Es entonces cuando nos damos cuenta de que son las cosas importantes las que nos aportan felicidad y bienestar y no aquellas que se presentan como urgentes sin serlo en realidad.

Reducir la complejidad

La sensación de tener muchos frentes abiertos y la dificultad para gestionarlos hace que la vida se nos haga compleja y nuestro bienestar emocional se vea afectado. Esta complejidad nos condiciona y hace que la vida esté dominada por preocupaciones, temores y obligaciones y la consiguiente dificultad para sobrellevar esa carga.

La complejidad acaba dominando nuestro día a día y nuestra vida dificultando la capacidad de establecer prioridades. Reducir esta complejidad se convierte en un factor clave para reducir a su vez nuestro estrés. Merece la pena hacer el esfuerzo de analizar si en lo que hacemos todos los días hay cosas que, sin más, podríamos dejar de hacer o encontrar una forma de hacerlas que sea más sencilla. Ganarás en tiempo y en eficacia.

Evitar el “multitasking”

Todos hemos vivido a menudo la sensación de estar haciendo mil cosas a la vez pensando que podremos terminarlas a tiempo y bien. El “multitasking” nos hace saltar de un tema a otro sin estar realmente centrados en nada de lo que estamos haciendo. Aunque parezca que podamos ser capaces de hacer más de una cosa a la vez, no es totalmente cierto. Además de provocar un estado de agobio y estrés, nos resta eficiencia y productividad.

En lugar de pensar que podemos llegar a todo, es mejor establecer objetivos claros y realistas. Es importante priorizar aquello que queremos conseguir marcando retos concretos y alcanzables. Hacerlo nos ayudará a obtener satisfacción y bienestar reduciendo carga de estrés.

En definitiva, para aprender a priorizar hemos de hacer un pequeño ejercicio de reflexión y ser capaces de definir nuestros objetivos, tener claro nuestro propósito y orientarnos hacia lo que para nosotros es realmente importante.

 

Para saber más consulta:

https://www.triptomax.com/bienestar-emocional/estres/